Son tantas las especies que conviven en el arrecife, que se da la desconcertante circunstancia de que presas y cazadores naden los unos muy cerca de los otros. Los peces que nadan lejos de la protección del arrecife, en mitad del océano, lo hacen en cardúmenes. Cuanto más compacto es el cardumen más difícil es para el depredador singularizar en un único pez su presa. Si ataca al conjunto del grupo, no consigue nada.
En las Maldivas abundan los atolones, que son el refugio preferido del tiburón gris. Aunque dócil, es una de las especies más agresivas con los submarinistas. Habitualmente da un mordisco de advertencia, pero no fatal. Sin embargo, esta especie de tiburón, más que una amenaza para el ser humano, es su víctima.
Cada año, más de 100 millones de escualos son cazados en todo el mundo. Algunas especies están en peligro de extinción, y hace tiempo que se discute sobre la pesca sostenible del tiburón.
Las mandíbulas son un preciado souvenir para los turistas. Pero el verdadero mercado está en la aleta. La sopa de aleta de tiburón es un lujoso plato enlas clases altas asiáticas, con las que estás hacen gala de su estatus. El precio de un plato puede alcanzar los 100 euros. Tradicionalmente China es el principal importador mundial de aletas, con más de cuatro mil toneladas al año. En 2003, España fue el mayor importador de productos derivados de tiburón, y el segundo mayor exportador. Esta pesca indiscriminada desprecia el 95 por ciento del animal.
El tiburón es el señor del mar. Para el submarinista, nadar a su lado es como ganarse su respeto. Algunos submarinistas expertos recorren los océanos con el objetivo de presumir de haber estado con todas las especies de tiburón.
Por otro lado, nadar cerca de las mantas puede ser muy peligroso, especialmente si nos colocamos a su espalda. El final de su cola posee un aguijón con un potente veneno, que puede ser mortal para el ser humano.
En las Maldivas abundan los atolones, que son el refugio preferido del tiburón gris. Aunque dócil, es una de las especies más agresivas con los submarinistas. Habitualmente da un mordisco de advertencia, pero no fatal. Sin embargo, esta especie de tiburón, más que una amenaza para el ser humano, es su víctima.
Cada año, más de 100 millones de escualos son cazados en todo el mundo. Algunas especies están en peligro de extinción, y hace tiempo que se discute sobre la pesca sostenible del tiburón.
Las mandíbulas son un preciado souvenir para los turistas. Pero el verdadero mercado está en la aleta. La sopa de aleta de tiburón es un lujoso plato enlas clases altas asiáticas, con las que estás hacen gala de su estatus. El precio de un plato puede alcanzar los 100 euros. Tradicionalmente China es el principal importador mundial de aletas, con más de cuatro mil toneladas al año. En 2003, España fue el mayor importador de productos derivados de tiburón, y el segundo mayor exportador. Esta pesca indiscriminada desprecia el 95 por ciento del animal.
El tiburón es el señor del mar. Para el submarinista, nadar a su lado es como ganarse su respeto. Algunos submarinistas expertos recorren los océanos con el objetivo de presumir de haber estado con todas las especies de tiburón.
Por otro lado, nadar cerca de las mantas puede ser muy peligroso, especialmente si nos colocamos a su espalda. El final de su cola posee un aguijón con un potente veneno, que puede ser mortal para el ser humano.
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