Periódicamente una corriente marina trae la muerte a las Islas Galápagos. Fenómenos climáticos como "El Niño" calientan las aguas de la costa Pacífica y provoca una mortandad terrible entre las especies animales.
Pero Galápagos no muere. La llegada de "El Niño" es sólo parte de su antiguo ciclo de muerte y resurrección. Un recordatorio de su génesis y una repetición a escala infinitamente menor de cómo la vida colonizó estas islas hasta convertirlas en un paraíso sobre la tierra.
Pero Galápagos no muere. La llegada de "El Niño" es sólo parte de su antiguo ciclo de muerte y resurrección. Un recordatorio de su génesis y una repetición a escala infinitamente menor de cómo la vida colonizó estas islas hasta convertirlas en un paraíso sobre la tierra.
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